Mi nombre es Alfredo, siempre fui un hombre al que le gustaba atraer a las mujeres, siempre me gustó pasar el rato con varias chicas, mi historia comienza cuando buscaba trabajo hace algunos años, necesitaba dinero para poder pagar la manutención de mi hijo, decidí buscar trabajo en una plaza cercana a mi casa, llevaba toda mi vida laboral siendo mesero así que eso es lo que buscaba; pasé por un restaurante que no me llamaba mucho trabajar ahí, pero vi algo, mejor dicho, alguien que me hizo querer conseguir el puesto en ese lugar, una chica como nunca antes me había gustado otra, era delgada con ropa de hombre, con lentes y un poco despeinada, siempre me sentí atraído por las chicas bien arregladas, pero ella estaba solo ahí parada como esperando algo, su mirada estaba perdida en la entrada del restaurante, parecía que esperaba a alguien. Tres días seguidos pasé por ese restaurante en espera de la llamada para la entrevista de trabajo, tres días que vi esa chica viendo la entrada del restaurante.
Al fin me llamaron y obtuve el puesto, su nombre era Rebeca, tardé más de una semana en poder decirle algo más que “buenas tardes” o “hasta mañana”, ella era tan enigmática, jamás había conocido a alguien así, era bonita, inteligente… pero casada, cuando me enteré sentí el karma cobrando todo lo que yo había hecho sufrir a todas aquellas chicas, pero siendo yo no iba a dejar que el karma me hiciera sufrir, así que me decidí a conquistarla, comencé por investigar qué le gustaba, siempre que iba con ella para que cobrara una cuenta le preguntaba tonterías como: “has visto Dragón Ball Z?” (en qué estaba pensando) y ella contestaba siempre con una concluyente respuesta de dos letras, sí o no. Un glorioso día llegué y ella estaba leyendo, ¡leyó un libro de 150 paginas en unas cuantas horas! Vaya que si era inteligente; ahora sabía que le gustaba leer, le hablé de todos los libros que conocía y mientras todas las demás chicas del restaurante coqueteaban conmigo, yo no podía dejar de pensar en ella (en otro tiempo hubiera estado con cada una de ellas).
Pasé más de dos meses tratando de conquistarla, cada minuto que pasábamos juntos era el mejor vivido, pero no podía lograr que ella me amara, amaba a su esposo, no lograba explicarme por qué con ella no funcionaban todos esos secretos de conquista, me iba a volver loco. Una noche sin pensarlo solamente la besé y le dije cuánto la amaba y ella se alejó de mí, no volvió a hablarme y yo dejé de trabajar en aquel restaurante. No supe nada de ella en meses y me sentía con un gran vacío; llegaron a mi vida más mujeres con las que estuve pero nada me hacía dejar de pensar en ella.
Después de algún tiempo la encontré por la calle y sentí que mi corazón iba a reventar, aún estaba loco por ella, me saludó y se sentó un momento conmigo a platicar, casi no recuerdo lo que dijo, yo sólo la miraba a ella tan hermosa, obtuve su número de teléfono y tuve que conformarme con ser su amigo por cuatro largos años, con tal de estar cerca de ella estaba bien.
Conocí a una mujer que me hizo muy feliz, me fui a vivir con ella aunque no podía dejar de pensar en Rebeca, después de tres meses de vivir en pareja volví a hablar con ella y me enteré de que se había separado de su esposo porque él le había sido infiel (qué idiota), y en ese momento quise correr con ella para poder al fin besarla y amarla como merece una mujer así, pero la realidad es que era injusto para mi pareja , esta vez yo no podía estar con ella, ¿por qué el destino no nos quería juntos?
Aún vivo pensando en ella, deseando pasar a su lado el resto de mi vida y respetarla como jamás he respetado a nadie, pero con todo lo que ha pasado, creo que ella es el cobro justo que se merece un mujeriego como yo, simplemente amarla y no tenerla es lo que debo pagar a la vida.
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